Contra el miedo: REFLEXIÓN. Aún no ha terminado el juego.

¡¡Bienvenida o Bienvenido a mi Blog!!

Desde que nacemos se nos educa utilizando como mejor recurso el miedo:

• ¡Vendrá el hombre del saco!
• ¡Qué viene el coco!
• ¡Te castigará el Señor!
• ¡Se lo diré a Papá!
• ¡Castigado contra la pared!
• ¡Le expulsaremos!

Y seguro que se te ocurren más expresiones de este tipo y claro está, todas con el objetivo de amansar la energía de un niño, anulando su curiosidad y con el objetivo de la mayor comodidad de los adultos

¡Lo comprendo! L@s niñ@s son agotadores pero sed conscientes lo que estamos creando:

• Personas incapaces de aprender por si solas.
• Personas incapaces de hacer algo creativo por temor recibir una crítica o de que les regañen.
• Personas incapaces de decir lo que piensan.
• Personas que viven intentando no crear problemas para no verse obligadas a aportar soluciones, asegurándose pasar desapercibidas intentando no perder su estatus, ni ser un daño colateral de una crisis como la que estamos viviendo.

Ahora las expresiones que más tememos oír son:

• ¡Estás despedido!
• ¡Está Ud. Incluido en un proceso de regulación de empleo!
• «Se acabó el proyecto ¡Los siento! Si cumple Ud. el perfil de un próximo proyecto le tendremos en cuenta”.

Nunca he temido ser despedido porque siempre he cumplido con mis tareas eficientemente, pero si sufrí un ERE y un fin de proyecto provocandome el primero una gran inseguridad y temor al futuro, minimizándolo con el segundo pero sin terminar de eliminarlo.

Ahora, tras algo menos de cinco meses en el desempleo, puedo decir que ha desaparecido. He tenido el tiempo del que nunca he dispuesto para pensar en mi y en mis miedos y ahora veo el futuro con más claridad, tanta que no me lo planteo más allá de lo inmediato y para conseguirlo, tuve que resolver algunas preguntas para empezar a encontrar el valor de vivir en paz:

• ¿Qué es el miedo? El miedo es una señal de alarma natural que intenta avisarme de un peligro puntual.
• ¿De qué peligro me está avisando? De que no sabes ni cuándo ni cómo te emplearas.
• ¿Y si es puntual, por qué lo estoy cronificando? Por qué no te has parado a meditar las soluciones y las alternativas.
• ¿Cuánto tiempo me llevará? No lo sabes, solo tienes que ponerte manos a la obra.
• ¿Para hacer qué? Tienes que investigar, asimilar información y atreverte a cometer errores, márcate un plan y ten en cuenta que lo más probable, es que no se cumplan las fechas previstas pero estate atento a las posibles alternativas.
• ¿Dónde está el límite de mi capacidad de movimiento? Cuida tus ahorros y medita muy bien cómo usarlos, de ello depende tu familia.
• ¿Y ahora, tienes miedo?¡No! Aun no ha terminado el juego.

Saludos y se feliz, pero recuerda que para ser feliz no se puede tener miedo.